En contraste con el relato optimista que impulsa el gobierno, una desgarradora realidad se revela, demostrando que la prosperidad económica prometida parece ser más un espejismo que un milagro español. Esta verdad, no sólo respaldada por los datos objetivos del Banco de España, sino también por la experiencia vivida de organizaciones benéficas como Cáritas, sirve para ilustrar el desafío cotidiano a los que se enfrentan millones de ciudadanos.

Mientras las alertas saltan sobre el descenso drástico en los ahorros familiares, disminuyendo sus depósitos en 24.600 millones de euros durante los primeros cinco meses del año, entidades caritativas como Cáritas resaltan el coste abrumador de la vivienda como la mayor carga financiera para las familias. En 2022, esta institución brindó soporte vital a 112.000 hogares solo en concepto de alquiler, mientras otros 100.000 necesitaron ayuda para cubrir servicios básicos tales como luz y agua.

La cifra total es impresionante: más de millón y medio de españoles dependieron de la asistencia de Cáritas durante el año pasado para satisfacer sus necesidades más elementales. Esto incluye alimentación, un gasto cada vez más alarmante dada la inflación del coste de los productos básicos que sitúa a España en un lugar marginal en Europa.

Esta realidad contrasta con declaraciones del gobierno que severa que “La economía de España no va bien, va como una moto”

El Banco de España proporciona una visión adicional sobre este problema al destacar que aunque las familias consumen un 3% menos, se ven obligadas a gastar un 8% más en los mismos servicios. Precisamente estos son quienes verdaderamente luchan cada día por llegar a final de mes, aquellos quienes han sido bombardeados durante esta legislatura con promesas vacías sobre medidas sociales destinadas a mejorar su situación economica.

No podemos olvidarnos tampoco del creciente peso fiscal bajo la gestión del actual Gobierno coalición; se ha recaudado una cifra récord en impuestos, pero paradójicamente la deuda pública sigue aumentando sin control. A pesar del mejoramiento económico tras la devastadora crisis pandémica, muchos españoles aún no perciben dicha mejora ni beneficios significativos derivados del Gobierno en su vida diaria.

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